România
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Región Dealu Mare
Vinos de Rumanía
Un país lleno de historia y diversidad
Rumanía, ubicada en el corazón de Europa del Este, es un país que combina de manera fascinante su legado histórico, su riqueza cultural y su impresionante naturaleza. Este territorio, que ha sido testigo de civilizaciones antiguas y cruce de culturas a lo largo de los siglos, cuenta con una historia que se remonta a más de 6,000 años, dejando una huella profunda en cada rincón de su paisaje.
Conocida por sus misteriosos castillos y fortalezas medievales, Transilvania es, sin duda, uno de los puntos más emblemáticos de Rumanía. El Castillo de Bran, popularmente asociado con la leyenda de Drácula, atrae a visitantes de todo el mundo, pero más allá de este mito, la región cautiva con sus pintorescas aldeas, bosques frondosos y montañas que parecen sacadas de un cuento de hadas.
Por otro lado, Rumanía ofrece la tranquilidad de sus costas a orillas del Mar Negro, donde las playas de arena y los puertos históricos ofrecen un contraste perfecto con las montañas de los Cárpatos, un refugio para amantes de la naturaleza y aventureros. Además, el Delta del Danubio, uno de los ecosistemas más diversos de Europa, es un paraíso para la observación de aves y un testimonio de la riqueza natural del país.
Rumanía no solo es historia y paisajes; su cultura vibrante se refleja en sus tradiciones folclóricas, su música y sus festividades únicas. Los rumanos, conocidos por su hospitalidad, han preservado estas costumbres con orgullo, integrándolas en la vida moderna. Desde la gastronomía local hasta la producción de vinos de renombre, cada aspecto de este país cuenta una historia de pasión y autenticidad.
¿Por qué Rumanía es tan especial?
Tierra de leyendas
Naturaleza en su máxima expresión
Cuna de la viticultura europea
Las joyas vinícolas de Rumanía
El alma de los vinos rumanos está en sus uvas únicas. Cepas autóctonas como la Fetească Neagră o la Tămâioasă Românească encarnan siglos de tradición vitivinícola, mientras que variedades internacionales encuentran en este país un terroir incomparable. Cada sorbo es una invitación a descubrir un nuevo mundo de aromas y sabores.
- Fetească Neagră: Intenso, con aromas a frutos rojos y especias.
- Fetească Albă: Ligero y fresco, con un delicado aroma floral.
- Tămâioasă Românească: Dulce y aromático, con toques de miel y flores.
- Negru de Drăgășani: Una rareza de carácter intenso y profundo.
La producción de vino en la región que hoy es la Rumanía moderna se remonta a la antigüedad, cuando los griegos trajeron las primeras vides al país a través del Mar Negro entre 600 y 500 a.C. Estos viñedos se encontraban en la actual Dobrogea y fueron utilizados por los romanos para elaborar vino durante su periodo de asentamiento en la región. Sin embargo, fueron los franceses quienes desempeñaron un papel importante en la configuración de la viticultura rumana moderna al impartir sus conocimientos sobre la plantación de viñedos sobre portainjertos tras el devastador brote de filoxera.
Los monasterios contribuyeron al desarrollo de la vid y el vino en la región de Valea Călugărească (actualmente la región vinícola de Deaulu Mare), Drăgăşani y Transilvania.
Un aspecto fascinante del vino rumano reside en la región de Dealu Mare, enclavada en el abrazo de los Cárpatos meridionales. Situada en la misma latitud que regiones vinícolas de renombre como Burdeos y Toscana, esta excepcional ubicación ofrece condiciones climáticas similares, que favorecen el cultivo de uvas excepcionales. Dealu Mare se distingue por ser la primera región de Rumanía productora de vino tinto, con la variedad de uva local Feteasca Neagra, que reina como una auténtica celebridad